Ayer noche haciendo zapping de casualidad vi un programa de televisión (Retrats) llamado Agua de mar: Fuente de salud (en catalán).
En un momento de la entrevista el presentador -que entrevista a una doctora que da una posible solución a la desnutrición- hizo el siguiente comentario:
– Doctora, cuando yo comencé a saber cosas de usted uno de los aspectos que me atrajo más es que usted dice que el agua de mar es una de las mejores armas que tiene la humanidad para combatir la desnutrición…
– Yo no hablaría de armas ni de combates porque el lenguaje belicista no me gusta […]
Y eso me recordó un comentario que me hizo el marido de una paciente que tenía problemas de relación con sus hermanas: «Sí, es muy importante que mi mujer tenga armas para enfrentarse a sus hermanas…»
Simplificando: el que tiene armas va a luchar, va a la guerra… en una lucha (o guerra) hay dos bandos… cuando uno ataque el otro se defenderá…
Si lo que quieres es tener una relación buena/cordial/normal con otra persona, acercarte a ella con un arma no es la mejor manera… porque se pondrá a la defensiva.
Esto va ligado a la Asertividad, que yo defino como la «habilidad de decir lo que uno piensa y siente al respecto de algo de forma adecuada y respetuosa -tanto consigo mismo como con la(s) otra(s) persona(s) implicada(s)-«.
Si cuando tienes un «problema» con otra persona te acercas a ella con la actitud de imponer tu punto de vista / convencerle de que tú tienes razón / hacerle ver que se equivoca / ganarle con tus argumentos esa persona directamente se va a poner a la defensiva… porque le digas lo que le digas, tú, con tu lenguaje no verbal (postura, tono de voz, volumen, mirada, gestos, etc) estarás transmitiendo que quieres imponer tu punto de vista / ganarle y él/ella, por tanto, de forma casi automática e inconsciente, se defenderá.
Por eso, es mucho mejor, dejar las armas (llevarlas al desguace o a la comisaría, que se las queden) y en lugar de armas utilizar la herramienta de la asertividad, yendo con la actitud de INFORMAR.
En otro post hablaré sobre la asertividad.
Por cierto, la mujer quedó muy contenta (su ansiedad desapareció, puedo volver a trabajar -estaba de baja por ese motivo cuando vino- y su calidad de vida y relación con sus hermanas mejoró notablemente).
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